La primer tensión que se visualiza en el video es en el siglo XVIII, cuando se da una toma de conciencia colectiva de la situación de desigualdad de la mujer y se desarrolla un movimiento ideológico que lucha por romper con esta desigualdad: el movimiento feminista. Durante el renacimiento, el trabajo de la mujeres era limpiar, cocinar, cuidar a los niños y satisfacer sexualmente a sus maridos; no podían estudiar, votar ni tomar decisiones sobre su familia.
Surge la Ilustración, un movimiento que defiende la igualdad social
de las personas, dando lugar a la Revolución Francesa, y con ella la “Declaración
de los derechos del hombre y del ciudadano”, en la cual se habla exclusivamente
del hombre sin incluir a las mujeres. Como consecuencia de esto, surge la primer
ola del feminismo de la mano de Olympe de Gouges, que replica el texto
reivindicando los derechos civiles a la mujer, y de Mary Wollstonecraft, con la
vindicación de los derechos de la mujer. Estas primeras reivindicaciones
feministas son atacadas con una dura represión, y, en el 1800, el Código Napoleón
deja a las mujeres sin derechos civiles y políticos.
Otra tensión se da con la segunda ola del feminismo: el
sufragismo. Este movimiento de acción social surge en Estados Unidos e
Inglaterra y luego se extiende hacia los demás países. En EEUU, Lucrecia Mott y
Cady Stanton exponen la declaración de sentimientos, y reivindican recuperar
los derechos civiles como la igualdad de educación y el voto. Las mujeres
comienzan a defender sus derechos en masa.
En Inglaterra, el movimiento es más violento ya que, tras medio
siglo de lucha moderada, las mujeres pasan a la acción mediante bombas,
incendios, huelgas de hambre, entre otras formas de protesta. Como consecuencia
de esta tensión, las mujeres comienzan a obtener el voto en distintos países.
La siguiente tensión se da con la aparición de mujeres feministas con
realidades distintas a las burguesas blancas. Soujourner Truth, esclava negra,
habla por primera vez de una doble exclusión, por negra y por mujer. Flora
Tristán, socialista, habla de la doble represión, de clase y de género, y puede
considerarse la precursora del feminismo socialista, que busca cambiar el
sistema capitalista establecido. De esta manera, se distinguen dos ramas del
feminismo.
La cuarta tensión es cuando aparece Simone de Beauvoir, quien
escribe en 1949 “El segundo sexo”, el estudio más completo sobre la condición
de la mujer. Establece que las mujeres son idealizadas por una serie de cosas
que deben cumplir, no por su género biológico. Habla también del
androcentrismo, tomando al hombre como la norma, y a la mujer como ‘lo otro’.
Luego otra tensión, la tercer ola del feminismo. La mujer se
ve en el hogar, y “tiene todo para ser una ama de casa feliz”. Pero entonces muchas
se enferman, se deprimen, tienen ansiedad, y llega Bety Friedan poniéndole
nombre a este problema. Ella escribe “Mística de la feminidad”, donde habla de mujeres
insatisfechas, que priorizan el cuidado de otros a sus deseos. Muchas mujeres comienzan
a construir un estilo de vida nuevo. Junto a otras mujeres, Bety crea el NOW,
el mayor movimiento hasta entonces, que busca mejorar el estilo de vida de las
mujeres centrándose en el ámbito personal. Nace así el feminismo liberal, que
considera la situación de las mujeres como desigualdad, pretende luchar por cambios
hasta lograr la igualdad entre los sexos, incluyendo a las mujeres en el mercado
laboral y en puestos de poder.
Junto con los malos tratos dentro de los hogares, surge el feminismo
radical que busca resolver el problema de raíz, es decir, el patriarcado que se
produce en todos los ámbitos. Varias mujeres llevan a cabo grandes protestas públicas, como las de los certámenes de belleza. También crean espacios como centros de
mujeres maltratadas y guarderías.
Otra tensión es la toma de conciencia de la existencia de
distintos modelos de mujer. Surgen múltiples feminismos teniendo en cuenta
estas distintas necesidades sociales.
Por último, a lo largo del siglo XXI surgen el movimiento Mee too,
donde las mujeres denuncian públicamente múltiples abusos, y manifestaciones
como la del 8 de marzo del 2018 en el día de la mujer.
De las Instituciones Educativas que he transitado, he notado la
presencia explícita del feminismo en la universidad en diversas oportunidades.
Una de ellas se dio este año, cuando pegaron en los pasillos de la
facultad una gran cantidad de carteles con frases para desestimar los
pensamientos patriarcales y machistas, y concientizar sobre la violencia de
género. Dichos carteles tenían frases como “no es piropo, es acoso”, “disculpe las
molestias, nos están asesinando”, y “puño en alto y ni una menos, vivas nos
queremos”. A medida que los leía se me puso la piel de gallina. Me parece
que es necesario recurrir a estas formas de sociabilización para lograr, en la
medida de lo posible, una concientización sobre los femicidios, los acosos y la
violencia de género. Sobre todo, porque hay muchas cosas que están
naturalizadas en la sociedad, y no se toman como acoso cuando si lo son.
Otra experiencia mediante la cual noté la presencia del feminismo fue cuando colgaron en el hall de la facultad prendas de ropa con los nombres de aquellas mujeres que han sido asesinadas en el transcurso del presente año, con motivo del “Ni una menos”. Al ver esto sentí una gran impotencia por lo que se vive en relación a los femicidios, a las situaciones de violencia que viven miles de mujeres. Recorrer el lugar leyendo los nombres de esas mujeres despertó en mi un gran sentimiento de tristeza y a la vez de bronca. Ante esto, vi algunos de mis compañeros reírse de dicha medida, y comentar que “habían puesto una feria americana en la facultad”. Escucharlos me hizo pensar que es tan difícil concientizar sobre la realidad si las cosas no son tomadas con la seriedad que merecen, y además que no corresponde burlarse de algo que pretende visibilizar esto tan fuerte que atraviesa la sociedad.
Otra experiencia mediante la cual noté la presencia del feminismo fue cuando colgaron en el hall de la facultad prendas de ropa con los nombres de aquellas mujeres que han sido asesinadas en el transcurso del presente año, con motivo del “Ni una menos”. Al ver esto sentí una gran impotencia por lo que se vive en relación a los femicidios, a las situaciones de violencia que viven miles de mujeres. Recorrer el lugar leyendo los nombres de esas mujeres despertó en mi un gran sentimiento de tristeza y a la vez de bronca. Ante esto, vi algunos de mis compañeros reírse de dicha medida, y comentar que “habían puesto una feria americana en la facultad”. Escucharlos me hizo pensar que es tan difícil concientizar sobre la realidad si las cosas no son tomadas con la seriedad que merecen, y además que no corresponde burlarse de algo que pretende visibilizar esto tan fuerte que atraviesa la sociedad.
Por último, revisando el sitio de bienestar estudiantil de la
facultad, me encontré con que hay un equipo interdisciplinario de género y
diversidad que se encarga de escuchar y atender los casos de vulneración de los
derechos de las mujeres. No estaba al tanto de la existencia de este equipo en
la facultad, y me parece de suma importa contar con un espacio y personas a
quien recurrir ante cualquier caso que sea necesario, para recibir su ayuda y
apoyo, y de esta manera, lograr que ciertas cosas dejen de pasar desapercibidas
y se desnaturalicen.
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